viernes, 13 de diciembre de 2013

Capítulo 24

Aunque la tormenta ha parado y el mar está muy tranquilo, el fondo está revuelto y como no se me ocurre otra forma de conseguir comida me sumerjo en el agua, no sin antes asegurarme de que Glow esta protegido.
Al cabo de un rato salgo del agua con un buen botín de ostras, cangrejos y algunos peces pequeños. Si no me equivoco quedan unas dos horas de luz y Glow no tiene pinta de despertarse así que durante la siguiente hora me dedico a tejer una cesta para guardar la comida, a colocar el papel filtro y el embudo para recoger un poco de agua y a cambiarle la venda a Glow cada vez que se empapa de sangre.
No tengo hambre, ni sueño, ni sed... y sé que como me quede pensando, la culpa por la muerte de Clare me reconcomerá por dentro y me derrumbaré o algo peor; me quedo atontado mirando uno de los cuchillos, sin darme cuenta lo cojo y me lo acerco para verlo más de cerca ¿cómo algo así puede ser capaz de arrebatarle la vida a una persona?
Miro hacia arriba y veo una hoja de palma que está a punto de caerse y sin pensar lanzo el cuchillo todo lo fuerte que puedo y soltando toda la furia que tengo acumulada; la rama no cae apenas la rozo pero un pájaro que pasaba por ahí no ha tenido tanta suerte, mi cuchillo se le ha clavado atravesándolo; este cae al suelo. Me acerco y lo observo, no lo reconozco, aunque con el cuchillo atravesado no es muy reconocible; no es un sinsajo, ni ningún pájaro de costa; de eso estoy seguro, posiblemente sea un muto del capitolio. Cojo el cuchillo por el mango, pero sin sacar al pájaro; aun no sé si es comestible. Corro a la mochila y busco el anzuelo, después arranco una finísima raíz y compruebo su resistencia. Perfecto. Ato la raíz al anzuelo y engancho en este un trozo de la carne del pájaro mientras meto en cuchillo en mi cinturón; si los peces se lo comen sin morir las personas también podremos. El concepto de muerte es diferente para cada persona, y aunque, para muchos aquí morir en los juegos es una forma de morir por su distrito.

Mientras intento pescar, un millón de pensamientos traviesan mi mente como relámpagos: Clare, los tributos, el Capitolio, los juegos, Annie... un tirón hace que pierda el equilibrio y acabe sobre la arena, tiro de la cuerda para recoger el sedal y cuál es mi sorpresa al sacar un enorme pargo que no solo no ha muerto con la carne de pájaro sino que intenta resistirse con toda su fuerza. Llevo un día y medio sin dormir, y la noche entera despierto, me vendrá bien comer algo aunque sea crudo. Escupo la arena mientras ando por la playa, con el pargo en la mano pienso en una manera de cocinarlo. Saco mi cuchillo, me doy la vuelta y echo a correr hacia la roca; hoy ha hecho mucho calor, las rocas deben de haber absorbido ese calor y si no me equivoco servirán para cocinar el pargo y la carne de pájaro; los coloco con cuidado y vuelvo a ver a Glow.

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